Un sencillo dispositivo de barro, serrín y plata purifica el agua en países pobres

Una ingeniera de la Universidad de Rhode Island, en los Estados Unidos, ha creado una tecnología tremendamente sencilla que puede contribuir a salvar miles de vidas afectadas por la ingesta de agua en mal estado. Se trata de un filtro fabricado con arcilla, serrín y nanopartículas de plata. Su aspecto es como el de un simple tiesto, pero se ha mostrado ya tremendamente eficaz a la hora de purificar el agua en comunidades de países en vías de desarrollo. Según los estudios de esta ingeniera, su dispositivo filtra el 97% de las bacterias presentes en el agua. Después de añadir las partículas de plata, este porcentaje subió la 99%, ya que ésta no sólo filtra sino que además mata a las bacterias. La gran ventaja de este filtro es que usa materiales y técnicas sencillas conocidas por los habitantes de las zonas donde el agua en mal estado es un problema de salud de primer orden.


Millones de personas en el mundo mueren cada año debido a enfermedades derivadas de beber agua en mal estado. Ahora, un sencillo dispositivo con el aspecto de un tiesto creado por ingenieros estadounidenses podría contribuir a salvar miles de vidas.

El dispositivo es tremendamente simple: un tiesto de barro colocado en una cubeta de plástico con un grifo. Esta es la propuesta de la ingeniera civil Vinka Craver, de la Universidad de Rhode Island, en los Estados Unidos. Según sus investigaciones, cuando el agua pasa a través de esa especie de tiesto de cerámica éste queda purificado y seguro para ser consumido.

“Más de mil millones de personas en el mundo no tienen acceso a agua segura para beber. Además, cerca de dos millones mueren cada año por diarrea y otras enfermedades relacionadas con agua insalubre”, comenta Craver en un comunicado. “El 99% de estas muertes son niños con menos de cinco años de edad. Si conseguimos que se use este sencillo filtro en las casas de los países en vías de desarrollo, se pueden salvar muchas vidas, asegura.

El trabajo lo ha llevado a cabo en colaboración con la organización sin ánimo de lucro Potters for Peace y con ingenieros de la Universidad de Virginia. Ahora, están comprobando la efectividad de los filtros y trabajan para asegurarse de que éstos son aceptados por las comunidades locales de estos países.

Barro local

Como en tantos otros trabajos de ingeniería, la idea es usar recursos baratos, accesibles y sencillos para solucionar un gran problema. Esta “tecnología” se asemeja mucho a un tiesto. En concreto está fabricado con arcilla local y serrín. Pero la gran novedad es que esta mezcla está impregnada con plata coloidal.

Los coloides son sistemas en los que un componente se encuentra disperso en otro, pero las entidades dispersas son mucho mayores que las moléculas del disolvente.

El mecanismo es tremendamente sencillo: cuando la arcilla es calentada, el serrín prende, creando una fina red de poros a través de los cuales el agua se filtra. El resultado es un filtrador que puede ser fabricado con materiales y técnicas locales.

“Potters for Peace empezó a distribuir los filtros en 1998, pero sólo hasta hace poco grupos de ingenieros y estudiantes se han asegurado que éstos funcionan correctamente”, comenta Craver. “Yo he sido la primera en presentar en una publicación científica un estudio de su efectividad a la hora de eliminar bacterias”, asegura.

En ese estudio, determinó asimismo que los filtros de cerámica sin la añadidura de las nanopartículas de plata eran capaces de eliminar el 97% de las bacterias presentes en el agua. Si se añadía la plata, ese porcentaje llegaba hasta el 99%. La plata mata la bacteria, mientras que la arcilla porosa sencillamente la filtra.

Convencer a la gente

En los últimos tres años, Craver ha estado estudiando el uso de los filtros en 70 familias en varias comunidades de Guatemala.

“Uno de nuestros retos es hacer que los filtros sean aceptados por estas comunidades”, comenta Craver. “Mucha gente con la que hablamos no se da cuenta de que el agua que bebe habitualmente es insana, a otros sencillamente no les gusta el sabor del agua purificada o bien no les apetece tener todo el rato un cubo en sus casas”.

El siguiente paso es evaluar el impacto de los filtros en la salud de los residentes. Este verano, esta ingeniera visitará Guatemala para determinar si se han reducido las visitas médicas o el absentismo laboral debido a enfermedades producidas por el agua. Además, comparará el éxito de los filtros con otras tecnologías de purificación que están siendo probadas en la misma zona.

Además, Craver, junto a su colega Sophia Narkiewicz, lanzará un nuevo programa también este verano en la provincia sudafricana de Limpopo para ver si el uso de estos filtros alarga la vida de los enfermos de SIDA.

“La esperanza de vida de los pacientes con VIH se reduce significativamente cuando se enfrentan a diarreas continuadas derivadas de beber agua insalubre”, dice Craver. “Este hecho complica todavía más el estado de su sistema inmune. Les vamos a proporcionar filtros para ver si mejora su salud y amplían sus expectativas de vida”.

Uno de los Objetivos del Milenio de las Naciones Unidas es que el número de gente sin acceso agua segura en 2015 se reduzca a la mitad. Craver tiene la esperanza de que su trabajo para extender estos filtros ayude a conseguir ese objetivo a tiempo.

Fuente: Tendencias21

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